LA
CORTESIA ELECTRONICA. NETIQUETAS
No suele
ser frecuente, por desgracia, que se tenga muy en cuenta las reglas de
conducta y cortesía que ha de presidir cualquier comunicación telemática,
especialmente en el correo electrónico. A dichas normas de conducta se las
denominan NETIQUETAS.
Sally Hambridge, en el año 1995, mediante una
directiva de Intel, elaboró oficialmente el documento llamado RFC1855
(Request for Comments 1855), orientado a los empleados de la empresa para
que aprendieran cómo comportarse en Internet en aquella época, algo mucho más
minoritario que ahora. Este documento define las reglas de etiqueta de la red
en nombre de la comunidad abierta que participa en el desarrollo de estándares
de Internet, el IETF (Internet Engineering Task Force, en español, Grupo de
Trabajo de Ingeniería de Internet) y especialmente, dentro de este, para
el RUN (Responsible Use of the Network
Working Group, en español, Grupo
de Trabajo de Uso Responsable de la Red).
Ese podría ser el origen de las etiquetas o cortesía telemática a la que
aludimos.
Y es
que si la cortesía impera –o debe imperar- en las relaciones personales
presenciales, es más exigible cuando nos comunicamos por correo electrónico y
más aún cuando son con motivo de cuestiones profesionales.
A
modo de exordio se indican algunos ejemplos:
CORREOS
que no se indica nada en el “SUBJET” o ASUNTO.
CORREOS
que se dirigen a muchos destinatarios sin ser necesario, conculcando las normas
de privacidad.
COREOS
que se escribe todo el texto con mayúsculas. En Internet escribir con
mayúsculas supone gritar.
CORREOS
que se habla de algo genérico que no se puede adivinar a qué se refiere: “Estimado
compañero acuérdate de aquello”.
CORREOS
que todo lo que se quiere decir se incluye en el ASUNTO y se deja vacío el
cuadro de texto.
Pero
a mi juicio, la mayor falta de cortesía se comete cuando no se acusa recibo del
correo recibido con el ruego de confirmación y estamos remitiendo
información profesional.