02 noviembre 2008

ENTREVISTA A JUAN CARLOS CERÓN, Juez decano de Alicante.

ENTREVISTA A JUAN CARLOS CERÓN, Juez decano de Alicante.

Reconoce que los jueces pasan por un momento de mala valoración ciudadana y sostiene que el único camino que puede sacarlos de él es que se les conozca mejor. Reivindica más medios y más jueces, porque sin ellos será imposible alcanzar el nivel de eficacia y rapidez que la judicatura necesita. Y defiende ardorosamente la independencia judicial, reconocida por la Constitución.

«¿Es el juez responsable de no contar con los medios para hacer su trabajo?»

En España hay diez jueces por cada 100.000 habitantes y aún así lo hacemos bien.
No se puede estar dictando resoluciones o atendiendo casos sin límite porque sería un riesgo.

Accede al Decanato en un momento caliente.
También es interesante y dulce. Aquí se viene a hacer cosas, y cuando te las brindan sobre la mesa es como se las ponían a Felipe II: hay que hacerlas, es el momento y estamos preparados para hacerlas bien.

El pasado martes se plantaron con una junta calcadita a un paro, ¿qué han sacado de ella?
Ha sido un éxito, todas las juntas de los principales decanatos de España se han reunido, hemos ratificado el acuerdo que adoptamos en Cádiz y hay una comisión de seguimiento de este pacto compuesta por 16 decanos entre los cuales está Alicante. Hemos visto la fuerza que tenemos y hemos puesto de manifiesto nuestras necesidades.

Recuérdele al lector las conclusiones que sacaron en Cádiz.
Que la Justicia no da mejor servicio porque no tiene medios; los jueces no somos los que los damos, sino los que padecemos su escasez: nuestro trabajo se hace gracias a un gran esfuerzo. Yo pongo un símil médico: un cirujano tendrá asignadas unas operaciones diarias, y por encima de ahí no es conveniente que siga porque sería un riesgo. Los jueces reclamamos lo mismo: no se puede estar dictando resoluciones o atendiendo casos sin límite, porque es un riesgo que no se debe de asumir. Y en Medicina siempre se puede recurrir a la privada, pero jueces privados no hay.
Aquí por cada 100.000 habitantes tenemos 10 jueces, en Alemania 24, en Portugal 16, en Grecia 19… el dato es revelador.
Y con eso hacemos el trabajo, y lo hacemos bien. Por una resolución que llama la atención o que no está bien puesta, hay miles muy bien trabajadas que llevan detrás muchas horas de estudio. Yo soy coordinador de la escuela de los jueces en prácticas, que son los que han aprobado la oposición; la media para aprobarla es de cinco años de estudio, luego van a Barcelona a hacer otro año y después aquí a hacer un año de prácticas. La gente sale muy bien preparada.

Pues tienen mala prensa,¿eh?
Durante la Transición hubo cuerpos que estaban muy desprestigiados como la Policía y demás, y hoy los queremos mucho y la sociedad los tiene en
muy buena consideración.
A lo mejor porque han cambiado de modus operandi.

Hoy al ciudadano le mientas a los jueces y toca madera.
Sí. Sí. Eso es lo que queremos que cambie, y todos los días trabajamos para eso.

¿Cuando ustedes reclaman independencia no estarán pidiendo impunidad?
Pues no, no es así. Queremos independencia, pero para poder realizar nuestra función y dar servicio a los ciudadanos: es la garantía de que nuestras resoluciones van a ser justas. El juez tiene responsabilidad penal, civil y disciplinaria, y tiene que tenerla. No queremos estar por
encima de nadie, pero la Constitución nos reconoce la independencia para poder juzgar igual al poderoso y al que no lo es, al que tiene medios y al que no los tiene. Y no nos quejamos de las críticas, que son legítimas y convenientes si en nuestra función incurrimos en algún error; la crítica es necesaria.

Aparte de la responsabilidad penal, civil y disciplinaria, cuando el juez llega a su casa después de un cataclismo tipo lo de Mari Luz, ¿siente responsabilidad humana, personal?
Te sientes fatal tanto si el cataclismo es grande como si es pequeño, nuestro nivel de crítica es muy elevado. La gente nos acusa de corporativistas, pero trabajamos en un despacho independiente y no hay entre nosotros la relación de otras profesiones. Lo realmente novedoso de la junta del martes es que nos hayamos unido todos.
Hemos recibido una avalancha de críticas y había que explicar nuestra posición porque incluso el Consejo General del Poder Judicial tiene una estadística y, paradójicamente, los ciudadanos que peor nos consideran son los que no han tenido contacto con la administración de Justicia: quien lo ha tenido, ve que no somos tan malos. Claro que hay ramas de la jurisdicción, por ejemplo la civil, donde si tú lo haces bien contentas al 50% de la gente y al otro 50% no; si dos te piden la razón, a uno se la tienes que quitar.

Ustedes están siendo muy críticos con lo que llaman injerencia del gobierno, explíquelo.
No injerencia en nuestro trabajo, faltaría más que el Gobierno no pudiera gobernar en todos los ámbitos; tiene que gobernar y además se tiene que notar, el Parlamento dicta leyes para que nosotros las apliquemos. No es eso: son injerencias en nuestra independencia. La ley la da el Parlamento que somos todos, y la legitimación es absoluta. Lo que queremos es que el CGPJ cumpla su función.

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